sábado, 20 de septiembre de 2008

::MALESTAR; RECONVERSION, NUEVA GESTION INSTITUCIONAL

Jornadas: "La institución y sus actores". Panel: malestar, reconversión, nueva gestión institucional. Rosario, octubre de l996.

Marité Colovini




Quisiera agradecer a Marcelo Dobry y a los organizadores de estas Jornadas el haberme invitado , ya que en las lecturas previas a la redacción de mi ponencia he disfrutado de encuentros muy agradables y supongo que el compartir esta mesa con Osvaldo Saidón y con todos Uds reproducirá también sensaciones agradables.
Como Uds saben, practico el psicoanálisis desde hace ya varios años y he podido experimentar lo que Lacan llamó transferencia de trabajo . Entiendo que este es un modo del lazo que me entusiasma lo suficiente como para privilegiarlo sobre otros lazos, ya que me produce verdadero entusiasmo, afecto que milagrosamente vence cansancios físicos y mentales y me permite disfrutar del trabajo de pensar.
El título de esta mesa invita a la deconstrucción. Creo que la aventura de deconstruir tiene algo de transgresor pero a la vez sostiene una estrategia para no ser arrastrado y apresado por el movimiento mismo de lo que se pretende deconstruir.
Voy a detenerme en cierta idea de institución que me permite salir del clásico dualismo individual-social, o sujeto-sociedad, público-privado. Porque lo que quisiera plantear es la forzosidad institucional del sujeto.
Llamo así a la necesariedad de los montajes institucionales para que un sujeto sea tal, es decir, la necesariedad de una política de la paternidad para la función de identificación, ya que subjetivamente, el padre es siempre incierto.En este sentido, lo institucional en el sujeto es precisamente aquello que le permite su identificación.(Legendre, P. 1994)
Si sostenemos la estrecha relación de ésta con las producciones sociales de esencia normativa, se puede hablar de formas culturales mediante las cuales se comunica la subjetividad Insisto entonces, remarcando el lazo entre un sujeto y los montajes normativos de la sociedad, no a la manera de un duelo entre dos entidades autofundadas sino como la presencia de la institución en el sujeto.
Entonces, presencia de la institución en el sujeto: montajes normativos que dan a la filiación su valor de verdad. Es decir, aquellos montajes gracias a los cuales, los sujetos de generaciones sucesivas alcanzarán el estatuto de seres humanos .Podríamos decir, que me estoy refiriendo a la interpretación institucional de la cuestión del Padre y del Hijo. Esta política de la filiación, presenta variaciones históricas y culturales, pantalla en la que se diseñan ritos y construcciones mitológicas tan opacos como los sueños. Las grandes prohibiciones se fundan y despliegan sus efectos no sólo mediante enunciados jurídicos explícitos sino más comúnmente mediante formas y puestas en escena que tienen por característica el desbordar la palabra. La teatralidad necesaria para el funcionamiento de la normatividad maneja lo inhablable, es decir, lo que la palabra no es capaz de decir.
Ante todo, hay que tener presente que la vida humana está abierta ante el abismo, y que la idea misma de lo que nosotros llamamos Padre tiene un lugar muy preciso en los sistemas institucionales. ¿Cómo situar el abismo ante el cual el Padre sirve de protección? El Padre está en el lugar de la Referencia fundadora, es el garante de todas las palabras que nos dan vida, que nos fabrican, aquellas que nos hablan por adelantado. El Padre es aquel por el cual tenemos un destino, que se traduce como “la voluntad del Padre soberano”. Así, atribuyéndole voluntad y deseos a esta instancia todopoderosa es posible humanizar la causalidad psíquica, ponerla en discurso, ya que también es una causalidad de orden institucional. Y si bien esta manera de causarnos nos sitúa frente a una dimensión trágica:”Nadie escapa al Destino” es ésta misma dimensión la que nos permite sentirnos humanos, uno entre los otros, hija o hijo de tal padre o tal madre. Allí está la locura para testimoniar de lo que se produce en un sujeto cuando esta dimensión falla. Allí , en los decires de los locos, advertimos lo que se produce cuando la institución no hace de Tercero social garante del orden causal. El loco , en el laberinto del discurso delirante, pone en escena, como un pseudo intercambio, el intercambio en directo con un Otro absoluto sin el partenaire mediador que en las relaciones normativas ordinarias hace patente el lazo del sujeto con el derecho, y por ahí, el del derecho con la Referencia fundadora, mediante un co-contratante u otro patrimonio. He aquí la articulación institucional de la identidad: no hay padre concreto pensable para un sujeto más que fundado políticamente según la Razón socialmente construida.
Esto es lo que nos obliga a una atenta reflexión sobre lo que sucede en nuestros días con esta variante de la sociedad que es la sociedad gestionaria. Asistimos a la promoción del Sujeto-Rey, auto fundado, a la privatización de los montajes normativos , lo que convierte a cada uno en mini-estados , o en planetas auto orbitados que circulan por el mundo. Para el hombre del siglo XX es allí donde le aprieta el zapato. En nuestra época asistimos a una descalificación de todo principio fundador, pasando del registro de la metáfora al de la realidad representaciones tales como: corrupción, robo, homicidio, incesto, estafa, etc. Hemos vuelto del registro de la palabra al de la acción pura. Esta desmetaforización de la Ley produce efectos desvastadores en los sujetos y los diferentes síntomas sociales actuales son los retornos desgarradores de la amenaza a la subjetivación, de la amenaza a la humanización. Cuando la ligadura entre el cuerpo y la palabra se hace caduca, el valor de la verdad se disuelve en una corporalidad bruta, la de la carne científicamente observable.
Agotados los recursos en cuanto a una política de filiación por la desmentida constante de los montajes sociales de la instauración de lo prohibido, porque el tercero social garante y mediador, se erige en omnipoder, avasallando arbitrariamente cualquier referencia jurídica, nos encontramos ante un verdadero programa de desintitucionalización de esta cuestión central de la cultura. Esta verdadera perversión del Destino, deslegitima al sujeto, lo destruye en sus fundamentos, lo deconstruye por adelantado
Es precisamente en este estado de cosas que encuentro un entrecruzamiento que me entusiasma para una tarea transdiciplinaria. Ante esta profunda re (por repetida) con (por compartida) versión (por nueva desimagen de la referencia), es decir ante la reconversión de las instituciones en favor de una gestión totalizante y arbitraria de los humanos, forma del bio-poder, nueva manera del control social, que ya ni siquiera es social y funciona como Control, con mayúscula. Es decir, ante esta nueva gestión institucional que en realidad opera a favor de la destrucción de los montajes institucionales por renegar de la forzosidad institucional, se abre un campo de intervención que nos impone el encuentro y la comunidad de experiencia.
Para ello, debemos admitir que no hay universo de discurso y encontrar dispositivos de trabajo para reinstalar los montajes institucionales que permitan el redoblamiento de la legalidad fundadora. Síntomas sociales tales como el creciente aumento de la desocupación, la violencia y la impunidad requieren de una tarea continua que tome en cuenta que el sujeto es efecto del discurso, y que lo forcluído de lo simbólico retorna de la peor manera.

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