viernes, 2 de abril de 2010

Tercera reunión: 17 de abril. " El desvanecimiento o el instante del develamiento. El tope." A cargo de Beto Manino

El proximo encuentro del Seminario es el sábado 17 de abril, con Beto Manino: " El desvanecimiento o el instante del develamiento. El tope."
Para ese encuentro propone la lectura de los siguientes textos:

Textos de Freud:

Ø “Notas sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis.” 1912. Tomo XII.

Ø El artículo “Lo inconsciente”

Ø “La adición metapsicológica a la teoría de los sueños”; (ambos de la “Metapsicología”).

Ø “Recuerdo repetición y elaboración”(Sería bueno tomar la distinción que Freud hace sobre el recordar y el repetir ) porque con ello apuntaremos a que quiere decir hablar con un psicoanalista.

Textos de Lacan:
1) “Que quiere decir hablar” en el artículo “Variantes de la cura tipo”.

2) “Función y campo de la palabra…”, sobre todo el punto III

El encuentro anterior Alicia Mascotti y Celeste García propusieron juntarnos a leer para trabajar previamente los textos..


Nos reuniríamos el sábado 10 para trabajar los primeros 3 artículos de Freud. Quienes estén interesados en participar de este encuentro, por favor me mandan un mail asi nos ponemos de acuerdo y sabiendo el número de personas que somos podemos elegir el lugar para la reunión
 
 
Iván Tritten

lunes, 2 de marzo de 2009

AVISO

Estimados Participantes del seminario:

Ante pedidos de algunos compañeros, he decidido que la fecha límite para la presentación de los trabajos finales se extenderá hasta el 31 de marzo del cte año.
Conversaré con las autoridades de la COAD a los efectos de certificar la asistencia a todos los participantes y luego certificar la evaluación a aquellos que aprueben el trabajo final.
Quedo a disposición para las consultas que deseen. Sólo tiene que comunicarse conmigo por los canales que conocen.
Reciban mis saludos cordiales:
Marité Colovini

domingo, 2 de noviembre de 2008

::CLÍNICA Y SUBJETIVIDAD EN LA ADOLESCENCIA




Se reproduce aquí mi intervención en las Segundas Jornadas Provinciales de Actualización en Adolescencia: «Subjetividad adolescente, escenarios actuales, desafíos y perspectivas en Educación, Justicia y Salud». Realizada el día 7 de julio de 2007, en Gualeguay, Entre Ríos.


Claudio Barbará

Fuente: http://papelesletypsa.blogspot.com/search/label/Actualidad



Nacemos, por decirlo así, en dos veces:
una para existir, y la otra, para vivir.
Jean-Jacques Rousseau, en Emilio.

Parece que vivimos en una época en donde las esperanzas están dirigidas a la Ciencia; a una Ciencia tal como se ha proyectado en la Modernidad: un proyecto racional que, sin embargo, según hemos podido corroborar en el último siglo, no ha llevado al hombre a ser más racional, más pensante, más bien nos queda la sensación de que hoy se piensa poco. Es decir: hay un discurso social imperante que al parecer sostiene cierto ideal en el cual pensar no es uno de sus emblemas. Un estilo, podemos llamarlo así, que está a contrapelo de la decisión de pensar. Claro está que no me estoy refiriendo a la cavilación obsesiva, que es justamente lo contrario al pensar; sino a ese pensar que significa para el sujeto ir en la dirección de la responsabilidad subjetiva de sus actos.


Permítanme entonces que me detenga un minuto en felicitar a los Organizadores de este Evento, y que haga extensiva esta felicitación a todos los que han concurrido, a los que nos hemos reunido aquí hoy, pues aquí flota otro espíritu, un espíritu que va en dirección contraria a ese discurso social imperante. Estamos en condiciones de afirmar que hemos sido invitados a pensar, a pensar juntos sobre una temática muy particular, y que está en estos tiempos en primera plana y no siempre lo está de la mejor manera. Entonces felicitémonos por hacer una pausa en nuestras actividades para detenernos a pensar, en reflexionar juntos.

Y permítanme que agregue desde un inicio que, el Psicoanálisis, es un práctica que invita al sujeto a pensar; que invita al sujeto a hacer una pausa en su vida cotidiana para pensar sobre lo que lo aqueja. Y esto dicho así, ya es una precisión sobre el sentido de la clínica psicoanalítica: el analista espera de quien viene a consultarlo que pueda hacer el esfuerzo de dejar afuera el mundo de todo los días, con sus exigencias y obligaciones, una vez que se cierra la puerta del consultorio, y se disponga de la mejor manera para hablar libremente, para pensar sin esa cláusula inhibitoria de tener que saber antes de haber pensado. Desde ya esta indicación es válida no sólo para los sujetos adultos, sino que también lo es, y tal vez con mayor énfasis, cuando se trata de sujetos que están transitando esa etapa de la vida que llamamos adolescencia.

Me parece, entonces, que la de hoy es una propuesta muy adecuada a los tiempos que corren –y digo corren- porque es innegable que corremos más de la cuenta, que estamos impelidos a cierta prisa, y que el sujeto sufre cierto corrimiento, es desplazado de la escena de la vida y mortificado por cierta prisa en cumplir ciertos objetivos, ciertos ideales, que no pocas veces lo dejan a expensas de un estado de ansiedad, angustioso, que no puede controlar. Es probable que en una ciudad como Gualeguay, aquí en Entre Ríos, estemos más a salvo de los peores males de nuestra época; sin duda los riesgos que el destino le depara a un adolescente en las Grandes Metrópolis sean más acuciantes, se perciban como de una peligrosidad mayor. En todo caso, dejemos anotado que, de hecho, existe una sensación pública que parece inclinarse en esa dirección.

La psiquiatría moderna ha inventado un nombre nuevo para este fenómeno actual: Ataque de Pánico. Ciertamente no es nada nuevo; Freud conceptualizó en su momento aquello en lo que hay que poner la atención en ciertos fenómenos que se han vuelto corrientes en estos días: Son las respuestas del Sujeto ante un estado angustioso, por momentos intolerable. La pregunta que deberíamos hacernos, y en la que deberíamos pensar, es la siguiente: ¿Por qué el Sujeto responde con un ataque de pánico a las exigencias del Ideal de nuestra época?
Los así llamados adolescentes no son ajenos a este ajetreo de la modernidad, y no sólo están sometidos a la misma presión que los adultos, sino que lo son con más razón, puesto que son convocados a integrarse a un mundo cuyos horizontes son estrechos y son percibidos por la nueva generación como amenazantes. Esto es: estrechos porque el tiempo y el espacio se han achicado hasta convertirse en imperceptibles; piénsese en las insignificantes medidas de tiempo en lo que tardan las comunicaciones, la instantaneidad con que nos llegan las imágenes de los lugares más remotos del planeta, y se tendrá una idea de la estrechez del mundo en el que nos toca vivir. Amenazante, pues hay una sensación de que no hay forma de salirse del control que se ejerce sobre lo social, sobre el individuo, de tal manera que el ideal del panóptico se ha vuelto una realidad.

Esta época en donde los cambios culturales se desarrollan a una extraordinaria velocidad, de la mano casi siempre de los desarrollos tecnológicos que han logrado cambiarle la cara a nuestro mundo; la familia, no es la excepción. Dejaré de lado referirme a los detalles sobre los cambios ocurridos en la estructura de la familia, desde su concepción en los albores de la Modernidad hasta nuestros días. Mencionaré sólo algunos elementos que en esta ocasión son indispensables para nuestro desarrollo.

Como señala Lacan: «Se ha debido renunciar al intento de hacer derivar de relaciones biológicas los efectos sociales de la institución familiar» (incluso un origen biológico de la misma). Esto que ha sido un Ideal en la ciencia, ha demostrado ser un camino infructuoso. La Familia Humana es una Institución, que puede ser abordada, investigada, desde distintas disciplinas, que darían cuenta, en forma convergente, de su constitución histórica. Está sujeta a las condiciones culturales de cada época, y a la misma ley que determina toda institución del Hombre.


El desarrollo singular del ser humano ha demostrado ser capaz «de comportamientos adaptativos de una variedad infinita» (Lacan), en contraste de lo que encontramos en la Naturaleza: por cuanto los animales, sujetos a una herencia biológica, están sometidos a patrones menos flexibles. Como dice J. Lacan, «el análisis psicológico debe adaptarse a esta estructura compleja, y no tiene nada que ver con reducir a la familia humana a un hecho biológico, ni a un elemento teórico de la sociedad».


S. Freud bautizó «Complejo de Edipo» a la estructura que se deriva de la institución Familia. En otras palabras: el Complejo de Edipo, es esa estructura por medio de la cual un sujeto singulariza su personalidad, siendo ésta la función primordial de la Familia en cuanto a su herencia para la nueva generación. El descubrimiento freudiano significa que cada sujeto se encuentra, en relación a su Ser, «sometido a la regulación y a los accidentes de un drama psíquico» (Lacan), en la cual desarrollan sus papeles privilegiados cada uno de los personajes de este drama familiar. Señala Lacan: «Existe ahí un orden de determinación positiva que explica una gran cantidad de anomalías de la conducta humana; y al mismo tiempo, determina que en relación a estos trastornos las referencias al orden orgánico sean caducas».


Hegel ha afirmado que un sujeto que no logra separarse del grupo familiar y luchar por ser reconocido fuera de este grupo en la sociedad, nunca alcanza su personalidad. Y ésta que es la afirmación de un filósofo, queda demostrada en la experiencia clínica: quienes acuden a un psicoanalista lo hacen porque algo de esa afirmación de sí en la vida está obstaculizada, sustituida, más precisamente, por un síntoma. Se puede verificar que este síntoma tiene, en los neuróticos, un dejo nostálgico. Una nostalgia que podríamos caracterizar como: la nostalgia de la ilusión de ser en armonía con el Universo, nostalgia del paraíso perdido.


Cuando un Sujeto (tal el adolescente) es tomado por esta insistente búsqueda, por esta nostalgia perturbadora, podemos detectar esa lucha interior entre la alineación o la separación del grupo familiar al cual ha estado sujeto, en primer lugar por su indefensión de nacimiento, y luego por su dependencia psicológica. «Búsqueda de ese paraíso perdido anterior al nacimiento y de la oscura aspiración a la muerte», señala Lacan. Son estas pasiones indómitas, ambivalentes, las que caracterizan la etapa adolescente.


Así, en la historia, podemos ubicar el apogeo de una familia matriarcal, que dio paso a la familia patriarcal; y que ha dado paso, más cerca en nuestros días, a la familia conyugal; y que está dando paso, tal vez podamos hacer un registro de esto hoy aquí, a otros modos de familia, como por ejemplo las denominadas familias ensambladas, pero que podemos aventurar no será la única transformación de la familia y en un futuro cercano seremos testigos tal vez a otras mutaciones. Más allá de estos avatares sociológicos, tenemos el descubrimiento freudiano, que ha dado prueba de no estar ausente en ninguna estructura familiar, y esto es la prohibición materna. En otras palabras, queda excluido el comercio sexual incestuoso, sea el lugar que sea en el que cada grupo humano lo vea erigirse. De tal manera que, en los restos arqueológicos de aquella, su eficiencia se transmite en las subsiguientes. Es la lucha que encarna cada sujeto, digámoslo así, por separarse de lo materno y ligar su deseo a una ley.


La prohibición de la madre se extiende en sus efectos más allá del desarrollo del sujeto singular: se extiende al patrimonio cultural (que no casualmente se denomina patrimonio en nuestras sociedades), a los ideales sociales y al estatus jurídico. La primacía de la Ley de la prohibición de la madre está en la génesis de toda Moral, incluso la compleja red de preceptos que hemos construido en nuestras sociedades modernas. Así se observa cómo se afirman en la sociedad las exigencias de la persona y la universalización de los ideales; lo demuestra el progreso de las formas jurídicas (Lacan).


Por estas mismas razones, para abordar la subjetividad adolescente en nuestros días, no es posible hacerlo si antes no nos proponemos indagar las consecuencias de la crisis que afecta, como hemos dicho, a la familia en tanto institución humana. Consecuencias que no será sin efectos en la constitución subjetiva del individuo. Dato que no es posible minimizar cuando se aborda la clínica del adolescente actual, cuando se abordan las nuevas modalidades del síntoma que presentan las nuevas generaciones ya que, no son aislables, de las tendencias hacia donde vira la familia conyugal y las vicisitudes del matrimonio. Ya que la familia conyugal, como describe Lacan, tiene al menos tres funciones en la formación del nuevo sujeto que adviene al mundo:


1) Encarna al Otro de la autoridad en una figura familiar, cercana, accesible, con quien el adolescente puede medir sus fuerzas sin el riesgo que implica la confrontación fuera del grupo de origen;
2) El sujeto se constituye tanto al modo del adulto, como modelo al que se identifica, como contra su autoridad, con la que rivaliza;
3) Constituye la constelación de representaciones que determinan la vida sexual del sujeto, en el marco de la moral de la pareja parental.


En suma, como afirma Lacan, el Complejo de la familia conyugal le ofrece al sujeto el recinto en el que le es posible confrontarse con los rigores más profundos de su destino, para poner al alcance de su existencia individual el éxito sobre su servidumbre original (indefensión de nacimiento y dependencia psicológica).
Este es el drama existencial al que se ve enfrentado todo sujeto, llamamos adolescencia a este transe, a este paso fundamental al que es esforzado cada individuo. Freud pone en evidencia que el ser humano atraviesa en su desarrollo su drama existencial en dos tiempos: dos oleadas, dice Freud, en su constitución como ser sexuado: la una en la primera infancia (Complejo de Edipo), la segunda en la pubertad, en donde el sujeto se verá en la encrucijada existencial de correr los riesgos más íntimos hacia su autonomía personal.


Es un momento de tensión: es la puesta a prueba de la propia constitución subjetiva; pero es también la puesta a prueba de los estamentos más profundos y escondidos de los adultos a cargo del adolescente. Las nuevas formas del síntoma en los jóvenes dan cuenta de las dificultades que se presentan en la actualidad en esta puesta a prueba.


La desconfianza de la generación adulta sobre la nueva generación: las sospechas, el temor, etc., es un tópico clásico en la literatura especializada. Se ha visto en esta desconfianza en primer lugar la amenaza que representa para los adultos la rebelión adolescente, el cuestionamiento de los valores imperantes, la denuncia de la impostura de la sociedad de los mayores. Pero, quiero señalar, hay otra vertiente más oscura: la desconfianza como falta de Fe en la nueva generación. Como si se dijera: No es esto (la nueva generación) lo deseado. Se ha fracasado como generador de una descendencia ideal. Por lo que el joven nunca está lo suficientemente preparado, apto para la vida autónoma. Es necesario que siga un tiempo más bajo las polleras de mi madre, como decía un paciente en sesión. Siendo que lo que está en juego es la oscura incapacidad por parte del adulto de aceptar un destino que lo desalojará del lugar que ha ostentado hasta ese momento. El retraso al que es sometido el sujeto adolescente, la prolongación ostensible de la adolescencia, oculta la detención que los adultos operan sobre la nueva generación en su deseo de perpetuarse como protagonistas únicos de un destino eternizado. Me estoy refiriendo a un mal propio de nuestra época que se difunde en forma cotidiana en los medios masivos, por ejemplo el modelo de adolescenciación –permítanme este neologismo-, de los personajes famosos. Hay un tapón generacional, podríamos decir, que obstruye en la sociedad moderna, con toda su legislación moderna inclusive, la autonomía de las nuevas generaciones; cuyas consecuencias no se dejan de notar en las nuevas modalidades del síntoma que se observan en la experiencia clínica: anorexia, bulimia, adicciones, etc.

Jean-Jacques Rousseau, quien dedicó su novela Emilio a la exploración de esta etapa de la vida, la adolescencia, pintó en sus páginas el retrato de esa crisis, como la llamaba él, en la cual el sujeto es desalojado de la infancia, en el tránsito de constituirse en hombre. Y escribió cosas como la siguiente: «Tal como el bramido del mar precede con mucha anterioridad a la tempestad, esta tormentosa revolución se anuncia por medio de las pasiones nacientes. Una sorda fermentación advierte de la proximidad del peligro. Un cambio en el humor, arrebatos frecuentes, una continua agitación del ánimo, hacen al niño casi indisciplinable. Se vuelve sordo a la voz que le mantenía dócil: es un león enfebrecido. No conoce a su guía, y no quiere seguir siendo gobernado».


A. Rimbaud, escribió toda su obra poética entre los 15 y los 19 años. Representa aun hoy, pasados más de cien años de su muerte, el joven rebelde por antonomasia, el poeta Vidente como él mismo deseaba reconocerse. Fue la primer figura moderna del adolescente; causante de los escándalos que horrorizaron a sus contemporáneos, al tiempo que inauguraba un antes y un después en la literatura universal. El joven adolescente que denunció en su poética los vaivenes de una sociedad que se derrumbaba y anunció los horrores que sobrecogerían al Siglo XX.


Por último y para terminar, quisiera citar a otro gran escritor que define la adolescencia de un modo extraordinario, y que tal vez haya sido uno de los que utilizaron por primera vez la palabra adolescente en la literatura: me refiero a Víctor Hugo. Dice así: «Ella tenía esta gracia fugitiva que marca la más deliciosa de las transiciones, la adolescencia, los dos crepúsculos mezclados, el comienzo de una mujer en el final de una niña» (en Los trabajadores del Mar).


Muchas gracias.


7 de julio, 2007
Gualeguay, Entre Ríos.

sábado, 1 de noviembre de 2008

::A la Escucha del malestar de los jovenes [1]

por Patricia Gimenez [2]

...en la escuela, el niño o el adolescente que no está dentro de la norma, (ya sea por "más" inteligente o por "menos" inteligente) tiene problemas. La noción de inteligencia en tanto resultado de un test QI está muy presente en la sociedad suiza y tiene consecuencias sobre las posibilidades de aprendizajes a las que el niño tendrá acceso.
El "problema de los jóvenes" se encuentra en los titulares de los diarios suizos desde algunos años. En Suiza franco parlante el número de adolescentes que pide a gritos poder insertarse en el mercado laboral para no quedar "excluidos" del sistema aumenta cada año. Estos jóvenes se encuentran desmotivados y sin formación para hacer frente a las crecientes exigencias laborales; han vividos diferentes rupturas durante su escolaridad obligatoria y la sociedad no les ofrece soluciones.

Para leer este artículo completo: www.letraurbana.com

miércoles, 22 de octubre de 2008

::El maestro de escuela, 1954. Ginebra, colección privada.


El retrato que hace Magritte del maestro de escuela: no se sabe bien si es un verdugo, un asesino en serie, un empleado de banca, un alienígena... Lo que está claro es que no parece que tenga buenas intenciones tras ese disfraz de "normalidad".

sábado, 20 de septiembre de 2008

:: Módulo IV- LOS DISPOSITIVOS Y LA PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD

Doctorado Psicología. UNR. Seminario: ADOLECER DE LA ESCUELA
Alumnos y docentes en tiempos de declive institucional

Dra. Marité Colovini

Módulo IV:
Los dispositivos y la producción de subjetividad. Líneas de fuga.
El espíritu del tiempo y los metavalores.
Desmetaforización y teatralidad de la ley.
El contrato pedagógico. El saber y el poder. Enseñanza y transmisión.
El trabajo docente como trabajo inmaterial.

Michael Foucault. Dits et ecrits (1977)Dispositivo:
“Lo que trato de indicar con este nombre es, en primer lugar, un conjunto resueltamente heterogéneo que incluye discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas, brevemente, lo dicho y también lo no-dicho, éstos son los elementos del dispositivo. El dispositivo mismo es la red que se establece entre estos elementos.”

“…por dispositivo, entiendo una especie de formación que tuvo por función mayor responder a una emergencia en un determinado momento. El dispositivo tiene pues una función estratégica dominante…. El dispositivo está siempre inscripto en un juego de poder”

la episteme es un dispositivo especialmente discursivo, a diferencia del dispositivo que es discursivo y no discursivo”


Es un conjunto heterogéneo, que incluye virtualmente cualquier cosa, lo lingüístico y lo no-lingüístico, al mismo título: discursos, instituciones, edificios, leyes, medidas de policía, proposiciones filosóficas, etc. El dispositivo en sí mismo es la red que se establece entre estos elementos.

El dispositivo siempre tiene una función estratégica concreta y siempre se inscribe en una relación de poder.
Es algo general, un reseau, una “red”, porque incluye en sí la episteme, que es, para Foucault, aquello que en determinada sociedad permite distinguir lo que es aceptado como un enunciado científico de lo que no es científico.


“Positividad” es el nombre que, según Hyppolite, el joven Hegel da al elemento histórico, con toda su carga de reglas, rituales e instituciones impuestas a los individuos por un poder externo, pero que es, por así decir, interiorizado en los sistemas de creencias y sentimientos.

Elemento histórico:
El conjunto de las instituciones, de los procesos de subjetivación y de las reglas en que se concretan las relaciones de poder.

Los dispositivos son, precisamente, lo que en la estrategia foucaultiana ocupa el lugar de los Universales: no simplemente tal o cual medida de policía, tal o cual tecnología de poder y tampoco una mayoría conseguida por abstracción; sino, más bien, como dijo en la entrevista del 1977, “la red, el reseau, que se establece entre estos elementos.”

Definición del término “dispositivo”
sentido jurídico en sentido estricto: “el dispositivo es la parte de un juicio que contiene la decisión por oposición a los motivos”. Es decir: la parte de la sentencia (o de una ley) que decide y dispone.
sentido tecnológico: “la manera en que se disponen las piezas de una máquina o de un mecanismo y, por extensión, el mecanismo mismo”.
sentido militar: “el conjunto de los medios dispuestos conformemente a un plan”

(Todos estos sentidos, los tres, están presentes de algún modo en el uso foucaultiano).

La disposición de una serie de prácticas y de mecanismos (conjuntamente lingüísticos y no lingüísticos, jurídicos, técnicos y militares) con el objetivo de hacer frente a una urgencia y de conseguir un efecto.

Agambem:
Llamaré literalmente dispositivo cualquier cosa que tenga de algún modo la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes.

las prisiones,
los manicomios,
el panóptico,
las escuelas,
la confesión,
las fábricas,
las disciplinas,
las medidas jurídicas,

la lapicera,
la escritura,
la literatura,
la filosofía,
la agricultura,
el cigarrillo,
la navegación,
las computadoras,
los celulares
dos grandes clases:
los seres vivientes o las sustancias y
los dispositivos.

Y, entre los dos, como un tercero, los sujetos.
Sujeto:
Lo que resulta de la relación o, por así decir, del cuerpo a cuerpo entre los vivientes y los aparatos. (dispositivos)

Procesos de subjetivación:
Un mismo individuo, una misma sustancia, puede ser el lugar de múltiples procesos de subjetivación: el usuario de celulares, el navegador en Internet, el escritor de cuentos, el apasionado de tango, el no-global, etc., etc.
A la inmensa proliferación de dispositivos que define la fase presente del capitalismo, hace frente una igualmente inmensa proliferación de procesos de subjetivación.

Proliferación de procesos de subjetivación:
Diseminación que acrecienta el aspecto de mascarada que siempre acompañó a toda identidad personal.

Capitalismo actual:
La fase extrema del desarrollo capitalista:
una gigantesca acumulación y proliferación de dispositivos.
Por lo tanto: diseminación de procesos de subjetivación.

Mediante los dispositivos, el hombre trata de hacer girar en el vacío los comportamientos animales que se han separado de él y de gozar así de lo Abierto como tal, del ente en cuanto ente.

En la raíz de cada dispositivo está, entonces, un deseo de felicidad.
Y la captura y la subjetivación de este deseo en una esfera separada constituye la potencia específica del dispositivo.

Considerar el espacio potencial o transicional dentro del cual los dispositivos no son sólo instrumentos o instituciones alienantes sino que representan un aspecto del mundo que corresponde a nuestra disposición inventiva, a nuestra disponibilidad ante los hechos y a nuestra bondad ingenua.

Serge Tisseron:
Los hechos psíquicos y los sociales son apenas dos visiones distintas del conjunto de los dispositivos que nos unen a nosotros mismos y a nuestros semejantes, en el que los objetos tienen un papel mediador esencial.

Deleuze: (Qué es un dispositivo)
En primer lugar, es una especie de ovillo o madeja, un conjunto multilineal. Está compuesto de líneas de diferente naturaleza y esas líneas del dispositivo no abarcan ni rodean sistemas cada uno de los cuales sería homogéneo por su cuenta (el objeto, el sujeto, el lenguaje), sino que siguen direcciones diferentes, forman procesos siempre en desequilibrio y esas líneas tanto se acercan unas a otras como se alejan unas de otras. Cada línea está quebrada y sometida a variaciones de dirección (bifurcada, ahorquillada), sometida a derivaciones.

Los objetos visibles, las enunciaciones formulables, las fuerzas en ejercicio, los sujetos en posición son como vectores o tensores.

Saber, Poder y Subjetividad
cadenas de variables relacionadas entre sí.

Hay líneas de sedimentación, dice Foucault, pero también líneas de "fisura", de "fractura".
Desenmarañar las líneas de un dispositivo es en cada caso levantar un mapa, cartografiar, recorrer tierras desconocidas, y eso es lo que Foucault llama el "trabajo en el terreno".

Componentes de un dispositivo:
curvas de visibilidad
curvas de enunciación.
líneas de fuerzas.
líneas de subjetivación

Subjetivación:
Una línea de subjetivación es un proceso, es la producción de subjetividad en un dispositivo: una línea de subjetivación debe hacerse en la medida en que el dispositivo lo deje o lo haga posible. Es hasta una línea de fuga. Escapa a las líneas anteriores, se escapa.

El sí-mismo no es ni un saber ni un poder. Es un proceso de individuación que tiene que ver con grupos o personas y que se sustrae a las relaciones de fuerzas establecidas como saberes constituidos: es una especie de plusvalía.
No es seguro que todo dispositivo lo implique.

Invención de subjetivación:
Foucault considera el dispositivo de la ciudad ateniense como el primer lugar de invención de una subjetivación: según la definición original que da Foucault, la ciudad inventa una línea de fuerzas que pasa por la rivalidad de los hombres libres.
Ahora bien, de esta línea, en la que un hombre libre puede mandar a otro, se destaca una muy diferente según la cual aquel que manda a hombres libres debe a su vez ser dueño de sí mismo.

La subjetividad no es “buena” o ideal de por sí, sólo es:
Lo que se subjetiviza son tanto los nobles, aquellos que dicen, según Nietzsche, "nosotros los buenos" como los (aunque en otras condiciones) los excluidos, los malos, los pecadores, o bien los ermitaños o bien las comunidades monacales o bien los heréticos: toda una tipología de las formaciones subjetivas en dispositivos móviles.

Repudio de los universales:
Lo uno, el todo, lo verdadero, el objeto, el sujeto no son universales, sino que son procesos singulares de unificación, de totalización, de verificación, de objetivación, de subjetivación, procesos inmanentes a un determinado dispositivo.

Y cada dispositivo es también una multiplicidad en la que operan esos procesos en marcha, distintos de aquellos procesos que operan en otro dispositivo

La segunda consecuencia de una filosofía de los dispositivos es un cambio de orientación que se aparta de lo eterno para aprehender lo nuevo. Lo nuevo no designa la supuesta moda, sino que por el contrario se refiere a la creatividad variable según los dispositivos: de conformidad con la interrogación que comenzó a nacer en el siglo XX, ¿cómo es posible en el mundo la producción de algo nuevo?

En todo dispositivo debemos desenmarañar y distinguir las líneas del pasado reciente y las líneas del futuro próximo, la parte del archivo y la parte de lo actual, la parte de la historia y la parte del acontecer, la parte de la analítica y la parte del diagnóstico

Si en Foucault hay diagnóstico, ello se debe a que hay que discernir, en cada dispositivo, sus líneas de fisura y de fractura. En ciertos momentos esas líneas se sitúan en el nivel de los poderes, en otros se sitúan en el nivel de los saberes. De manera más general habría que decir que las líneas de subjetivación indican las fisuras y las fracturas.
Pero aquí se trata de una casuística. Hay que evaluar según los casos, según el tenor del dispositivo. Si se da una respuesta general, se suprime esa disciplina que es tan importante como la arqueología, la disciplina del diagnóstico.


Lewkowicz, I. (2003) Del fragmento a la situación

Subjetividad socialmente instituída:
Serie de operaciones para ser parte de una lógica. Son aquellas que resultan de transitar una lógica. Operaciones obligadas por los dispositivos para establecerse en una situación determinada.
Prácticas que producen subjetividad:
aquellas que instauran operaciones en la carne humana. Estas operaciones son marcas efectivas.
Dispositivos:
Prácticas productoras de subjetividad estandarizadas. La pura existencia de un dispositivo exige una serie de operaciones subjetivas para habitarlo. Supone un determinado tipo de enlace social. A través de prácticas y discursos instituyen un sentido, es decir: la capacidad de significar lo que allí sucede.


Envés subjetivo:
Exceso efecto de la operatoria que instituye los soportes subjetivos que permiten habitar las diferentes lógicas instituidas por los dispositivos. Es capaz de engendrar mutaciones tanto del lazo como de la subjetividad socialmente instituida.

Subjetivación:
Es la operación capaz de intervenir sobre la subjetividad y el lazo social instituidos. La condición de posibilidad de la subjetivación es el envés subjetivo, ese plus que se produce por las mismas operaciones que instituyen la subjetividad. Es una operación crítica.

El espíritu del tiempo y los metavalores:
Seguramente en tiempos relativamente estables no nos preocupaba lo inexorable, nada parecía inexorable. La pobreza no era inexorable porque abrazábamos la ilusión de tiempos mejores, tiempos de ascenso social o tiempos de revolución, depende donde nos ubicáramos. La injusticia no era inexorable porque confiábamos en la justicia o albergábamos la posibilidad de que algún día reinaría entre los humanos. El presente no era inexorable, porque nos esperaba un futuro promisorio.

Si casi nada parecía inexorable era porque disponíamos de valores sólidos, creencias fuertes, instituidos portadores de confianza. Esos instituidos podían ser, la religión que nos prometía otra vida mejor en el más allá , la ideología prometeica de un camino de emancipación, la ciencia que apostaba contra la ignorancia y el dominio sobre lo inexorable.
Es decir confiábamos en la anticipación, en la previsión, en la preparación para alcanzar lo deseable.


Los tiempos del default, de las bruscas interrupciones de una cotidianeidad relativamente manejable (desde la caída de las torres gemelas, hasta la reciente catástrofe de Cromañon pasando por una serie de acontecimientos que nos sitúan en la más angustiante perplejidad) nos enfrenta a un poder que muta sin la visibilidad de un panóptico, nos sumerge en una sensación de vacío, de impotencia, de soledad, de desligadura, de miedo a lo inexorable.

Paradójicamente parece que nada puede detenerse, todo puede pasar, podemos perder el trabajo, podemos perder los bienes, podemos perder futuro.
En relación con esto hay una idea interesante, que circula entre un grupo de intelectuales, que sugiere que en realidad en estos tiempos la humanidad parece ganarse tal vez por obra de la subjetivación, y perderse por desfondamiento objetivo, o por cesación de lo instituido.

Actualidad de la escuela: (S. Duschatzky)
Pero el fuera de juego, en nuestro caso, en el caso de la escuela, no significa
que los pibes no transiten por la escuela, los chicos pueden estar en la escuela, co-
mo pueden transitar por diferentes lugares. La pregunta es qué produce la escuela en ellos.

La pregunta es: qué capacidad de afectación, ya sea disciplinadora o ya sea de otro tipo, produce la escuela en esos cuerpos que pasan por ahí, si esos pibes que van a la escuela son efectivamente subjetivados es decir pueden armar un conjunto de valores y de normas en función de esa experiencia aún para ponerlas en cuestión, aún para criticarlas, aún para impugnarlas.

La era de la fluidez:
La subjetividad estatal supone que la vida social está asentada sobre la solidez del territorio. El mercado produce realidad de otro modo: la subjetividad neoliberal no se asienta sobre lo sólido del territorio sino sobre la fluidez de los capitales.

En un medio sólido, la conexión entre dos puntos permanece, a menos que un accidente o un movimiento revolucionario corte esa atadura.
En la fluidez, la conexión entre dos puntos cualesquiera es siempre contingente: puede no ser. En un medio fluido, dos puntos cualesquiera –que pueden ser el padre y el hijo, uno y su puesto de trabajo, el docente y el estudiante– permanecen juntos porque se han realizado las operaciones pertinentes para ello, y no porque un andamiaje estructural los encierre en el mismo espacio

Las operaciones necesarias para mantener dos puntos conectados tienen una dificultad adicional: en un medio sólido, si realizamos una misma acción, producimos un mismo efecto; pero en un medio que se altera, las operaciones necesarias para permanecer juntos van cambiando.

Dispersión:
La dispersión es la fragmentación, la inconsistencia, la secuencia enloquecida sin ninguna ligadura; es estar todos en un mismo recinto, pero ninguno en la misma situación que otro.
E n la dispersión hay fragmentos que navegan y, si no se cohesionan, se chocan. Pero no se cohesionan desde un continente que les dé forma sino desde alguna operación que arma un remanso.

En la era de la fluidez hay chicos frágiles con adultos frágiles, no chicos frágiles con instituciones de amparo. Y con esas fragilidades estamos trabajosamente tramando consistencias, tramando cohesiones. La solidez supuesta en un tercero se desfondó.

Pierre Legendre:
Una condición necesaria para la reproducción de la especie humana referida al "montaje institucional", que ha de ser transmitido en cada nueva generación.
Las vicisitudes del pasaje por su estructura simbólica normativa, sus imaginarios, y sus puntos de inflexión son inevitables al ser constitutivos y ningún sujeto se ahorra o exime de tal proceso incluso en la locura, o en la inscripción no realizada que impone en el crimen o la muerte.

Legendre señala reiteradamente el inmanente riesgo que implica convertir y transformar los principios de la normatividad, en un concepto utilitario que se aborde desde la objetividad instrumental de la racionalidad científica y tecnológica con los que opera la expansión del industrialismo planetario.

“El yo del hombre moderno ha tomado su forma , lo hemos indicado en otro lugar; en el callejón sin salida dialéctico del “alma bella” que no reconoce la razón misma de su ser en el desorden que denuncia en el mundo” Jacques Lacan. Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Escritos I. Siglo XXI. México 1979.

La forzosidad institucional del sujeto:
Llamo así a la necesariedad de los montajes institucionales para que un sujeto sea tal, es decir, la necesariedad de una política de la paternidad para la función de identificación, ya que subjetivamente, el padre es siempre incierto. En este sentido, lo institucional en el sujeto es precisamente aquello que le permite su identificación.

Entonces, presencia de la institución en el sujeto: montajes normativos que dan a la filiación su valor de verdad. Es decir, aquellos montajes gracias a los cuales, los sujetos de generaciones sucesivas alcanzarán el estatuto de seres humanos .Podríamos decir, que me estoy refiriendo a la interpretación institucional de la cuestión del Padre y del Hijo.

Las grandes prohibiciones se fundan y despliegan sus efectos no sólo mediante enunciados jurídicos explícitos sino más comúnmente mediante formas y puestas en escena que tienen por característica el desbordar la palabra. La teatralidad necesaria para el funcionamiento de la normatividad maneja lo inhablable, es decir, lo que la palabra no es capaz de decir.

El Padre está en el lugar de la Referencia fundadora, es el garante de todas las palabras que nos dan vida, que nos fabrican, aquellas que nos hablan por adelantado. El Padre es aquel por el cual tenemos un destino, que se traduce como “la voluntad del Padre soberano”.

Sociedad gestionaria:
Asistimos a la promoción del Sujeto-Rey, auto fundado, a la privatización de los montajes normativos , lo que convierte a cada uno en mini-estados , o en planetas auto orbitados que circulan por el mundo.

En nuestra época asistimos a una descalificación de todo principio fundador, pasando del registro de la metáfora al de la realidad representaciones tales como: corrupción, robo, homicidio, incesto, estafa, etc

Esta desmetaforización de la Ley produce efectos desvastadores en los sujetos y los diferentes síntomas sociales actuales son los retornos desgarradores de la amenaza a la subjetivación, de la amenaza a la humanización.
Cuando la ligadura entre el cuerpo y la palabra se hace caduca, el valor de la verdad se disuelve en una corporalidad bruta, la de la carne científicamente observable.

Agotados los recursos en cuanto a una política de filiación por la desmentida constante de los montajes sociales de la instauración de lo prohibido, porque el tercero social garante y mediador, se erige en omnipoder, avasallando arbitrariamente cualquier referencia jurídica, nos encontramos ante un verdadero programa de desintitucionalización de esta cuestión central de la cultura.

Ante esta nueva gestión institucional que en realidad opera a favor de la destrucción de los montajes institucionales por renegar de la forzosidad institucional, se abre un campo de intervención que nos impone el encuentro y la comunidad de experiencia.

El contrato pedagógico:
La formación del sujeto pedagógico es una mediación normativa entre el deseo y el poder. El sujeto pedagógico no está dado, sino que se constituye en una relación con otros sujetos, en la que se despliega una “lucha por el reconocimiento” donde se juegan deseo y poder.

Los procesos de formación de la subjetividad pedagógica son dobles: aquellos por los cuales se llega a ser “sujetos pensantes” y aquellos por los cuales se arriba a ser “sujeto moral”, estos procesos se articulan dialécticamente.

La utopía pedagógica se postula en la formación de sujetos pensantes capaces de criticar lo dado. La educación y la formación partirán de las ilusiones de las experiencias inmediatas y deberán promover las rupturas de dichas ilusiones para aprender a pensar.

El otro proceso de formación de la subjetividad pedagógica es aquél por el cual un sujeto arriba a ser "sujeto moral". Este proceso va desde la acción como discursividad social dada, entensión con la "experiencia" , hasta el resultado que es el "sujeto moral".

La plena subjetividad implica entonces, no sólo el juicio moral autónomo, sino el cuidado del sí y del otro.

El reconocimiento del "deseo de aprender" y del "poder de enseñar" transforma la circulación de saberes en un proceso de producción social de conocimiento, es decir, un proceso educativo en sentido estricto.

El espacio social significativo donde podrán darse estos mutuos reconocimientos y legitimaciones es la institución educativa en tanto espacio de "lo público": espacio de los saberes que se exponen universalmente, que se pueden criticar y resignificar desde distintas situaciones históricas; espacios para la construcción de proyectos comunes y, en definitiva, espacio para la justicia.

La formación implica un trabajo de reflexión sobre sí mismo y sobre los otros (para que éstos otros a su vez trabajen sobre sí), mediados por otros humanos, en la formación siempre hay un trabajo sobre sí, un trabajo de y para la reflexión

Toda formación es siempre proyecto, porque el sujeto ex-siste siempre formándose, haciéndose en un trascender hacia su mundo, juntos a otros sujetos, en instituciones y desde una determinada situación, a la vez conflictiva y abierta.

¿Como acontece el proceso de Subjetivación?
Por cuatros pliegues:
el de la sustancia o la parte material de nosotros mismos,
el de los modos de sujeción o el de poder;
el de la actividad autoformadora o el saber en tanto relación de lo verdadero con nuestro ser; y
el del afuera o finalidad, según el cual el sujeto espera algo de sí.

En tanto práctica social históricamente situada, la enseñanza puede estar meramente capturada en el juego de los dispositivos educativos, o puede constituirse en una práctica mediante la cual un sujeto se relaciona consigo mismo, se afecta a sí mismo cultivándose como una obra de arte, en la apertura de una línea de fuga y de creatividad.

Producción de subjetividad:
El maestro es un operador en la reforma de un individuo y en formación del individuo como sujeto, es el mediador en la relación del individuo a su constitución en tanto sujeto.

Un docente
Un sujeto capaz de examinar y re-examinar, regular y modificar tanto su propia práctica como a sí mismo.
Para que esto se dé dentro de una institución educativa, es necesario que se constituya un espacio que permita pensar y donde sea posible argumentar éticamente en torno a estas prácticas de transformación.

Este interrogar(se) lleva de alguna manera a la construcción de nuevos fundamentos que le otorgan sentido a la práctica, a la formación y la subjetividad pedagógica que están comprometidos dentro de su horizonte, dentro de su mundo, y asi irán encontrando allí su lugar a partir de la dinámica del proyecto, que desde su mundo se lanza a abrir otros posibles.

Una modificación del sujeto pedagogo en su estar en el mundo y en su proyecto, modificará entonces su entero horizonte de comprensión y de sentido y de consecuencia, lo llevará a asumir de otro modo sus fundamentos

El docente como trabajador inmaterial.

Proceso de trabajo:
“la actividad racional encaminada a la producción de valores de uso, la asimilación de las materias naturales al servicio de las necesidades humanas, la condición general del intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural eterna de la vida humana, y por tanto, independiente de las formas y modalidades de esta vida y común a todas las formas sociales por igual” (Marx, 1968: 136).

Trabajo productivo:
el trabajo productivo será aquel que produzca directamente plusvalía, es decir, aquel que valorice al capital (Marx, 2001: 77).
Marx realiza la distinción entre trabajo productivo y trabajo improductivo en función del sistema de producción capitalista.

Asalariado:
Todo trabajador productivo será un trabajador asalariado; pero -dice Marx- la relación inversa no siempre es válida: un trabajador puede ser asalariado sin ser trabajador productivo.

Esto ocurre cada vez que “se compra el trabajo para consumirlo como un valor de uso, como servicio, no para ponerlo como factor vivo en lugar del valor del capital variable e incorporarlo al proceso capitalista de producción”: un soldado, por caso, es un trabajador asalariado (recibe un sueldo), pero no es por eso untrabajador productivo (Marx, 2001: 82).

Relaciones de servicio:
Los trabajos que se consumen sólo como servicios, pues, “no se transforman en productos separables de los trabajadores” aun así, están subsumidos formalmente en el capital y son factibles de ser subsumidos realmente en caso que sean explotados de manera directamente capitalista (Marx, 2001: 85).

Si el fordismo integraba el consumo en el ciclo de reproducción del capital, el posfordismo integra la comunicación. Esto coloca en primer plano actividades laborales que no producen objetos concretos, materiales.

Una relación de servicio conforma una mercancía que no es separable del trabajador.
El saber puede ser una mercancía.
Pero si no se separa del trabajador, en una relación de servicio, el trabajador se da a sí mismo como producto.

Marx utiliza, entre otros, el ejemplo del maestro de escuela que puede resultar tanto en un trabajador improductivo al enseñar a otros como asalariado, como en un trabajador productivo al ser contratado para valorizar con su trabajo el dinero del empresario “que trafica con el conocimiento”.

Hacer dinero:
Así, mientras la diferencia radica en última instancia en si se intercambia dinero por dinero o dinero por capital, en ambos casos el “hacer dinero” aparecerá como el fin último de la producción, sea ésta de carácter material o inmaterial (Marx, 2001: 81).

el aumento de la productividad en la producción posfordista es mediante la incorporación del trabajo inmaterial.
el lugar destacado del trabajo inmaterial en los análisis socio-económicos se explica por ser una de las formas que, en la actualidad, adquiere la generación de plusvalor relativo.

La actividad del trabajo inmaterial nos obliga a ampliar las definiciones clásicas de "trabajo" y "fuerza de trabajo", pues resulta de una síntesis de diferentes tipos de savoir-faire (el de las actividades intelectuales en lo que atañe al contenido cultural-informativo, el de las actividades manuales para la capacidad de unir creatividad, imaginación y trabajo técnico y manual, el de las actividades empresariales para la capacidad de gerenciamiento, de relaciones sociales y de estructuración de la cooperación social de la que forma parte).

El mercado del conocimiento:
El principal problema que surge con el conocimiento como creador de valor es que, si bien tiene un valor de uso, no posee un coste de referencia que permita determinar su valor de cambio.
Además, no sólo es incierto el coste de producción, sino que el coste de reproducción tiende a ser nulo –de manera que nada tiene que ver con el coste inicial (Rullani, 2004: 102). Falla, entonces, la abstracción real, es decir, la reducción del trabajo al tiempo de trabajo socialmente necesario.

“incluso en el trabajo dotado de mayor significado intelectual, inmaterial, el ejercicio de la actividad subjetiva está constreñido en última instancia por la lógica de la forma mercancía y por su realización” (Antunes, 2005: 119)

“Cuando el hombre reconoce y organiza como fuerzas sociales sus propias fuerzas, sólo entonces se cumple la emancipación humana” Marx: La cuestión judía.

En el trabajo inmaterial es imprescindible la cooperación y unión social.
Esto es lo que le da su fuerza y potencia política.
Por lo tanto: podemos pensar qué tipo de subjetividad se produce en los dispositivos de trabajo inmaterial.

El trabajo inmaterial puede ser político en el sentido más significativo del término, es decir, en vinculación con el cambio social.

El trabajo inmaterial se constituye en formas inmediatamante colectivas y sólo existe, por así decirlo, en forma de redes y flujos. La sumisión a la lógica capitalista de la forma de la cooperación y del "valor de uso" de esa "actividad", no suprime la autonomía y la independencia de su constitución y su sentido.

El valor afectivo del trabajo inmaterial, que se expresa sobre todo en aquellas actividades productivas cuyo centro es la atención al usuario, o el cuidado de personas, y también la educación de seres humanos, produce un desgaste específico que afecta al existir mismo de los trabajadores.

Es que el trabajador aporta hoy su existir mismo, o sea: su subjetividad, ya que éste es el núcleo y corazón del trabajo inmaterial.

Si en el modelo productivo anterior se trataba de aportar su “fuerza de trabajo”, estando el cuerpo mismo del trabajador y su energía sometido al desgaste por la actividad laboral; hoy es el modo de sentir, de entender al otro, la empatía, o sea: se trata del valor afectivo lo que ha desplazado al cuerpo y su energía del centro de la actividad productiva.

::MALESTAR; RECONVERSION, NUEVA GESTION INSTITUCIONAL

Jornadas: "La institución y sus actores". Panel: malestar, reconversión, nueva gestión institucional. Rosario, octubre de l996.

Marité Colovini




Quisiera agradecer a Marcelo Dobry y a los organizadores de estas Jornadas el haberme invitado , ya que en las lecturas previas a la redacción de mi ponencia he disfrutado de encuentros muy agradables y supongo que el compartir esta mesa con Osvaldo Saidón y con todos Uds reproducirá también sensaciones agradables.
Como Uds saben, practico el psicoanálisis desde hace ya varios años y he podido experimentar lo que Lacan llamó transferencia de trabajo . Entiendo que este es un modo del lazo que me entusiasma lo suficiente como para privilegiarlo sobre otros lazos, ya que me produce verdadero entusiasmo, afecto que milagrosamente vence cansancios físicos y mentales y me permite disfrutar del trabajo de pensar.
El título de esta mesa invita a la deconstrucción. Creo que la aventura de deconstruir tiene algo de transgresor pero a la vez sostiene una estrategia para no ser arrastrado y apresado por el movimiento mismo de lo que se pretende deconstruir.
Voy a detenerme en cierta idea de institución que me permite salir del clásico dualismo individual-social, o sujeto-sociedad, público-privado. Porque lo que quisiera plantear es la forzosidad institucional del sujeto.
Llamo así a la necesariedad de los montajes institucionales para que un sujeto sea tal, es decir, la necesariedad de una política de la paternidad para la función de identificación, ya que subjetivamente, el padre es siempre incierto.En este sentido, lo institucional en el sujeto es precisamente aquello que le permite su identificación.(Legendre, P. 1994)
Si sostenemos la estrecha relación de ésta con las producciones sociales de esencia normativa, se puede hablar de formas culturales mediante las cuales se comunica la subjetividad Insisto entonces, remarcando el lazo entre un sujeto y los montajes normativos de la sociedad, no a la manera de un duelo entre dos entidades autofundadas sino como la presencia de la institución en el sujeto.
Entonces, presencia de la institución en el sujeto: montajes normativos que dan a la filiación su valor de verdad. Es decir, aquellos montajes gracias a los cuales, los sujetos de generaciones sucesivas alcanzarán el estatuto de seres humanos .Podríamos decir, que me estoy refiriendo a la interpretación institucional de la cuestión del Padre y del Hijo. Esta política de la filiación, presenta variaciones históricas y culturales, pantalla en la que se diseñan ritos y construcciones mitológicas tan opacos como los sueños. Las grandes prohibiciones se fundan y despliegan sus efectos no sólo mediante enunciados jurídicos explícitos sino más comúnmente mediante formas y puestas en escena que tienen por característica el desbordar la palabra. La teatralidad necesaria para el funcionamiento de la normatividad maneja lo inhablable, es decir, lo que la palabra no es capaz de decir.
Ante todo, hay que tener presente que la vida humana está abierta ante el abismo, y que la idea misma de lo que nosotros llamamos Padre tiene un lugar muy preciso en los sistemas institucionales. ¿Cómo situar el abismo ante el cual el Padre sirve de protección? El Padre está en el lugar de la Referencia fundadora, es el garante de todas las palabras que nos dan vida, que nos fabrican, aquellas que nos hablan por adelantado. El Padre es aquel por el cual tenemos un destino, que se traduce como “la voluntad del Padre soberano”. Así, atribuyéndole voluntad y deseos a esta instancia todopoderosa es posible humanizar la causalidad psíquica, ponerla en discurso, ya que también es una causalidad de orden institucional. Y si bien esta manera de causarnos nos sitúa frente a una dimensión trágica:”Nadie escapa al Destino” es ésta misma dimensión la que nos permite sentirnos humanos, uno entre los otros, hija o hijo de tal padre o tal madre. Allí está la locura para testimoniar de lo que se produce en un sujeto cuando esta dimensión falla. Allí , en los decires de los locos, advertimos lo que se produce cuando la institución no hace de Tercero social garante del orden causal. El loco , en el laberinto del discurso delirante, pone en escena, como un pseudo intercambio, el intercambio en directo con un Otro absoluto sin el partenaire mediador que en las relaciones normativas ordinarias hace patente el lazo del sujeto con el derecho, y por ahí, el del derecho con la Referencia fundadora, mediante un co-contratante u otro patrimonio. He aquí la articulación institucional de la identidad: no hay padre concreto pensable para un sujeto más que fundado políticamente según la Razón socialmente construida.
Esto es lo que nos obliga a una atenta reflexión sobre lo que sucede en nuestros días con esta variante de la sociedad que es la sociedad gestionaria. Asistimos a la promoción del Sujeto-Rey, auto fundado, a la privatización de los montajes normativos , lo que convierte a cada uno en mini-estados , o en planetas auto orbitados que circulan por el mundo. Para el hombre del siglo XX es allí donde le aprieta el zapato. En nuestra época asistimos a una descalificación de todo principio fundador, pasando del registro de la metáfora al de la realidad representaciones tales como: corrupción, robo, homicidio, incesto, estafa, etc. Hemos vuelto del registro de la palabra al de la acción pura. Esta desmetaforización de la Ley produce efectos desvastadores en los sujetos y los diferentes síntomas sociales actuales son los retornos desgarradores de la amenaza a la subjetivación, de la amenaza a la humanización. Cuando la ligadura entre el cuerpo y la palabra se hace caduca, el valor de la verdad se disuelve en una corporalidad bruta, la de la carne científicamente observable.
Agotados los recursos en cuanto a una política de filiación por la desmentida constante de los montajes sociales de la instauración de lo prohibido, porque el tercero social garante y mediador, se erige en omnipoder, avasallando arbitrariamente cualquier referencia jurídica, nos encontramos ante un verdadero programa de desintitucionalización de esta cuestión central de la cultura. Esta verdadera perversión del Destino, deslegitima al sujeto, lo destruye en sus fundamentos, lo deconstruye por adelantado
Es precisamente en este estado de cosas que encuentro un entrecruzamiento que me entusiasma para una tarea transdiciplinaria. Ante esta profunda re (por repetida) con (por compartida) versión (por nueva desimagen de la referencia), es decir ante la reconversión de las instituciones en favor de una gestión totalizante y arbitraria de los humanos, forma del bio-poder, nueva manera del control social, que ya ni siquiera es social y funciona como Control, con mayúscula. Es decir, ante esta nueva gestión institucional que en realidad opera a favor de la destrucción de los montajes institucionales por renegar de la forzosidad institucional, se abre un campo de intervención que nos impone el encuentro y la comunidad de experiencia.
Para ello, debemos admitir que no hay universo de discurso y encontrar dispositivos de trabajo para reinstalar los montajes institucionales que permitan el redoblamiento de la legalidad fundadora. Síntomas sociales tales como el creciente aumento de la desocupación, la violencia y la impunidad requieren de una tarea continua que tome en cuenta que el sujeto es efecto del discurso, y que lo forcluído de lo simbólico retorna de la peor manera.